O acerca de cómo se guardaban los libros
Geoffrey de Breteuil (c. 1125 - c. 1195), teólogo y monje francés, es el autor de esta conocida cita: "Un convento sin biblioteca, es como un castillo sin arsenal" (ALLEN, 2011, p.115) . Y es que los libros son la munición del espíritu y siendo objetos de gran valor, fueron celosamente atesorados.
En los tiempos de Godofredo, el s. XII, el formato de los libros era ya el de códice: pliegos doblados formando cuadernillos, cosidos entre sí y protegidos por una encuadernación. Y los armarios donde se guardaban eran parecidos a lo que hoy llamaríamos alacenas o roperos, tendiendo cada vez más a cerrarlos bajo llave durante la Edad Media (PETROSKI, 2002, p. 62).
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La representación más famosa de un "armarium" medieval se puede encontrar en un famoso manuscrito del s.VIII, la Biblia conocida como Códice Amiatinus. En el fol. 5r, hay una miniatura que representa a Ezra escribiendo junto un gran armario de libros, estos están colocados en vertical sobre los estantes. Fuente: aquí. |
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Primera representación conocida de un "armarium", aparece en un sarcófago de mármol de la Villa Balestra en Roma. Datado h. 200 d.C. La pequeña librería tiene las puertas abiertas y vemos tres baldas, la superior con ocho rollos, la del medio con un objeto parecido a un plato o bol. Encima está apoyado lo que parecen unas tablillas de cera donde quizás el lector fuera tomando apuntes. Fuente: aquí. |
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"Armarium" del Monasterio de La Oliva. Fuente: aquí. |
También se usaban como sistema de almacenaje los cofres de libros. Durante el medievo, el traslado de una biblioteca solía hacerse en los mismos cofres donde se guardaba. Los había que se cerraban con una o varias llaves y algunos tenían patas que elevaban su base por encima del suelo, protegiéndolo de la humedad (PETROSKI, 2002, p. 71).
Detalle de: Cambrai, 1320-40, Bibl. mun., ms. 0620, f. 001 - vue 7, s. Fuente: aquí. |
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Detalle de: Cambrai, 1320-40, Bibl. mun., ms. 0620, f. 001 - vue 4. Fuente: aquí. |
Los cofres de libros, especialmente en los monasterios, se multiplicaban sin cesar. Este sistema era práctico para salvaguardar los valiosos códices, pero creaba problemas de gestión y accesibilidad. Dentro de los baúles los manuscritos se apilaban unos sobre otros, identificándose el contenido de cada cofre mediante una tabla pegada al interior de la tapa.
Los armarios equipados con estantes facilitaron un mayor cuidado de los libros, permitiendo de forma mas sencilla encontrar y consultar el volumen deseado.
A medida que los fondos fueron creciendo en los monasterios y, luego, en las iglesias y universidades, se empezaron a destinar habitaciones separadas para su almacenamiento (PETROSKI, 2002, pp.85-86). Comienzan a gestarse las grandes bibliotecas.
S. XII-XV
La mayoría de las representaciones antiguas de interiores con bibliotecas son del s. XV.
En estas imágenes abundan dos modalidades:
- Libros en estantes inclinados, que se apoyan sobre el corte inferior y la trasera. De esta forma se exhibía la encuadernación cual obra de arte (PETROSKI, 2002, p. 57). Este sistema de sujeción del libro verticalmente inclinado se emplearía también en el diseño de los atriles.
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Detalle de la obra de Vittore Carpaccio. Visión de San Agustín 1502. Scuola di San Giorgio degli Schiavoni. Fuente: aquí. |
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Simon Bening (Flemish, 1483-1561). St. Luke Writing in Crown, 1521. Painting on parchment, 5 3/16 x 3 11/16 in. (13.2 x 9.3 cm). Brooklyn Museum, Bequest of A. Augustus Healy, 11.504 (Photo: Brooklyn Museum, 11.504_PS2.jpg). Fuente: aquí. |
Se conservan ejemplares cuyas encuadernaciones estaban dotadas de unos tacos o clavos metálicos en el corte inferior, sobre el que se apoyarían los libros en este tipo de estanterías inclinadas, así como en los atriles.
- Libros en estanterías guardados horizontalmente con uno de los cortes inferior, superior o delantero a la vista.
S. XVI
Con la expansión de la imprenta por Europa la producción de libros experimenta un crecimiento sin precedentes, durante este siglo se contabilizan 300 millones ejemplares impresos, y había que ir haciéndoles hueco. Apoyar los libros en los estantes sobre su corte inferior exhibiendo su tapa, o abierto como en la imagen inferior, ocupaba un espacio que empezaba a escasear. La ordenación de las bibliotecas comienza a experimentar con variantes y se buscan nuevas formas de apilar los volúmenes
En la siguiente imagen es curioso ver uno de los libritos sobre la mesa que descansa sobre su corte delantero, igualmente están así almacenados los que se ven en la estantería del fondo.
S. XVII
El volumen de producción de libros sigue en aumento, durante este siglo se calculan unos 700 millones de libros impresos en Europa. Las bibliotecas se afanaban en buscar fórmulas para dar hueco al creciente número de volúmenes que iban llenando los espacios destinados a albergar sus colecciones.
Guardar los libros exponiendo su plano anterior ocupaba demasisdo espacio y apilar los libros horizontalmente se hizo muy poco práctico al aumentar el número de ejemplares. En cambio, si se almacenaban verticalmente uno junto a otro, se podía disponer de la obra buscada con facilidad, aumentando la capacidad de almacenaje en las estanterías. Teniendo en cuenta que para controlar las colecciones los libros eran encadenados a los muebles, la forma más lógica de colocarlos en posición vertical era con el corte delantero hacia fuera.
Aquí aún podemos ver los libros guardados verticalmente y con el corte delantero hacia fuera.
En este grabado satírico vemos la estantería llena de libros, la mayoría en vertical, pero todos con uno de sus cortes a la vista.
Esta librería apila unos libros sobre otros, en horizontal, con el corte inferior expuesto y la intitulación.
En la siguiente pintura vemos que tiene un poco de todo.
Este otro grabado es muy interesante, en el podemos ver los libros almacenados verticalmente (salvo un par de ellos) pero algunos ya se guardan con el lomo hacia fuera.
S. XVIII
En el siglo de las luces son 1.000 millones los libros que salen de las imprentas europeas. Cifras que lejos quedan ya de los casi 27 millones de manuscritos e impresos producidos durante todo el s. XV. El mercado estaba poniendo al límite la capacidad de los productores de papel, encuadernadores, etc. (pero estos puntos los trataremos en otra entrada). Las bibliotecas rebosaban libros y cada vez mas gente podía permitirse tener su propio gabinete privado de lectura
S. XIX-XX
Para esta época veremos solo unas cuantas imágenes que ilustran perfectamente la forma en la que los libros eran almacenados, sistema que ya nos es del todo familiar, a grandes rasgos.
Sobre el s.XIX y el libro hablaremos en el futuro en diversas entradas ya que es una época que me fascina.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Todo lo que hemos visto sobre la cronología y la forma de almacenar los libros no es normativo, al final cada cual guardaba los libros a su manera y de hecho me ha llamado la atención (aparte de por el ingenio de lectura múltiple) este grabado de finales del s. XVI:
Creo que uno de los análisis interesantes, y de relevancia para el conservador-restaurador, sobre el modo en que se guardaron en un momento dado los libros (sistema que, además, la mayor parte de las veces se ha visto alterado) es poder descubir ciertas evidencias de estos hábitos en su materialidad, como pueden ser la presencia de ciertos refuerzos, anclajes, marcas de desgaste, intitulaciones, etc. Detalles que con el estudio y la observación, analizados en su contexto, podrían ser revelados como evidencias.
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Late medieval bookbinding with "feet," Leiden, University Library, BUR MS Q 1, c. 1100. Photo: Erik Kwakkel. Fuente: aquí. |
- Libros en estanterías guardados horizontalmente con uno de los cortes inferior, superior o delantero a la vista.
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Simon De Hesdin au travail dans son cabinet 1479 par un maître anonyme Bruges au XVe siècle. British Library Royal 18 E III f. 24. Fuente: aquí. |
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Hl. Ambrosius, 1490-95. Wien, Österreichische Galerie. Fuente: aquí. |
S. XVI
Con la expansión de la imprenta por Europa la producción de libros experimenta un crecimiento sin precedentes, durante este siglo se contabilizan 300 millones ejemplares impresos, y había que ir haciéndoles hueco. Apoyar los libros en los estantes sobre su corte inferior exhibiendo su tapa, o abierto como en la imagen inferior, ocupaba un espacio que empezaba a escasear. La ordenación de las bibliotecas comienza a experimentar con variantes y se buscan nuevas formas de apilar los volúmenes
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Bonaventure, a biographer of Francis of Assisi, in his study. Attributed to Stefano Lunetti, Bonaventure, Legend and Life of Francis of Assisi (with Miracles), Florence, 1504;Harley MS 3229, f. 26r. Fuente: aquí. |
En la siguiente imagen es curioso ver uno de los libritos sobre la mesa que descansa sobre su corte delantero, igualmente están así almacenados los que se ven en la estantería del fondo.
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Cardinal Albrect of Brandenburg as St. Jerome. Painting by Lucas Cranach the Elder (1526). The painting is in a private collection. Fuente: aquí. |
S. XVII
El volumen de producción de libros sigue en aumento, durante este siglo se calculan unos 700 millones de libros impresos en Europa. Las bibliotecas se afanaban en buscar fórmulas para dar hueco al creciente número de volúmenes que iban llenando los espacios destinados a albergar sus colecciones.
Guardar los libros exponiendo su plano anterior ocupaba demasisdo espacio y apilar los libros horizontalmente se hizo muy poco práctico al aumentar el número de ejemplares. En cambio, si se almacenaban verticalmente uno junto a otro, se podía disponer de la obra buscada con facilidad, aumentando la capacidad de almacenaje en las estanterías. Teniendo en cuenta que para controlar las colecciones los libros eran encadenados a los muebles, la forma más lógica de colocarlos en posición vertical era con el corte delantero hacia fuera.
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Grabado de la Biblioteca de la Universidad de Leiden de 1610, impreso por Woudanus. Fuente: aquí. |
Aquí aún podemos ver los libros guardados verticalmente y con el corte delantero hacia fuera.
En este grabado satírico vemos la estantería llena de libros, la mayoría en vertical, pero todos con uno de sus cortes a la vista.
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DescriptionFrontispiece to "Pedantius. Comoedia Olim Cantabrig. Acta" (1631): an elaborately-dressed schoolmaster, probably representing Dr Thomas Beard, stands full-length, holding a birch, with two pupils behind him and a shelf of books over his head. 1631 Engraving. Fuente: aquí. |
Esta librería apila unos libros sobre otros, en horizontal, con el corte inferior expuesto y la intitulación.
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Francesco Righetti, ca. 1626-1628 by Guercino (1591-1666) via:@Libroantiguo. |
En la siguiente pintura vemos que tiene un poco de todo.
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Vanitas with a Sundial, c.1626-40 (oil on canvas) Posters & Prints by French School. |
Este otro grabado es muy interesante, en el podemos ver los libros almacenados verticalmente (salvo un par de ellos) pero algunos ya se guardan con el lomo hacia fuera.
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Jaques Du Bosc. The excellent woman. London, 1692. Folger Shakespeare Library. Fuente: aquí. |
S. XVIII
En el siglo de las luces son 1.000 millones los libros que salen de las imprentas europeas. Cifras que lejos quedan ya de los casi 27 millones de manuscritos e impresos producidos durante todo el s. XV. El mercado estaba poniendo al límite la capacidad de los productores de papel, encuadernadores, etc. (pero estos puntos los trataremos en otra entrada). Las bibliotecas rebosaban libros y cada vez mas gente podía permitirse tener su propio gabinete privado de lectura
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Giuseppe Maria Crespi 'Bookshelves with music books' 1725-30 Oil on canvas Civico Museo Bibliografico Musicale, Italy. |
S. XIX-XX
Para esta época veremos solo unas cuantas imágenes que ilustran perfectamente la forma en la que los libros eran almacenados, sistema que ya nos es del todo familiar, a grandes rasgos.
Sobre el s.XIX y el libro hablaremos en el futuro en diversas entradas ya que es una época que me fascina.
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Depósito de la Biblioteca Nacional. Fot Carlos Montes. Fuente:aquí. |
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Sección de catalogación de la Biblioteca Nacional. Fot Miguel Cortés Faure. Fuente: aquí. |
A MODO DE CONCLUSIÓN
Todo lo que hemos visto sobre la cronología y la forma de almacenar los libros no es normativo, al final cada cual guardaba los libros a su manera y de hecho me ha llamado la atención (aparte de por el ingenio de lectura múltiple) este grabado de finales del s. XVI:
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“The Diverse and Artifactitious Machines of Captain Agostino Ramelli”, 1588. |
Creo que uno de los análisis interesantes, y de relevancia para el conservador-restaurador, sobre el modo en que se guardaron en un momento dado los libros (sistema que, además, la mayor parte de las veces se ha visto alterado) es poder descubir ciertas evidencias de estos hábitos en su materialidad, como pueden ser la presencia de ciertos refuerzos, anclajes, marcas de desgaste, intitulaciones, etc. Detalles que con el estudio y la observación, analizados en su contexto, podrían ser revelados como evidencias.
Y es que sólo aprendiendo a mirar, podremos empezar a ver.
Desconozco si simplemente es tendencia decorativa o prudencia a la hora de mostrar los libros propios, pero en los programas de diseño de interiores y en las revistas de decoración, los libros se muestran mostrando hacia afuera el corte frontal.
ResponderEliminarSiempre que veo alguno en el que aparecen libros esto es así, y siempre me planteo lo poco práctico que es. Mucho más útil presentar el canto con toda la información posible.
Otra cosa es el sentido en el que esté escrito el título que, al no ser único, hace que al revisar los estantes de cualquier librería corramos el riesgo de lesionarnos las cervicales...